14 de febrero 2017 - 1:36 PM
Además de ser los espacios en los que permanecemos al menos una tercera parte del día, los centros de trabajo también son un escenario común para el romance, pese a estar prohibido en los manuales de conducta de algunas empresas.
“Existen distintas culturas empresariales. Las que están enmarcadas en firmas de mayor volumen de personal tendrían que tener algunas indicaciones sobre el manejo de los distintos tipos de relaciones en sus políticas de recursos humanos, como parte de inherente de la cultura organizacional”, explica Ernesto Rubio, experto en coaching empresarial y gerente de la consultora ER Ronald.
Así, según el experto, lo recomendable es no prohibir las relaciones amorosas -pues son inevitables- sino más bien distinguirlas pues “una relación comunicada formalmente al empleador entre trabajadores de distintas áreas y que no genera conflictos de interés es manejable”.
Para comunicarla al empleador, el experto indica que la pareja debe conversar y prever el peor escenario ante la noticia de su relación, pues hay organizaciones que trasladan o despiden a una de las partes. “La pareja tiene que esclarecer si está dispuesta a asumir ello”, anota. También deben analizar el estilo de los jefes y recursos humanos para determinar quién será más receptivo a escuchar la noticia. “Si es uno de los jefes, uno de ellos debe conversar con él sobre su situación. Si es el área de recursos humanos, ambos deben presentarse”, recomienda.
¿Traen alguna ventaja al ambiente de trabajo el mantener este tipo de relaciones? Según Rubio, una relación comunicada y bien llevada puede dar testimonio de un comportamiento ejemplar en la organización, transparencia y de respeto a las funciones, pues es más importante su trabajo que la relación.
RELACIONES NEGATIVAS A LA ORGANIZACIÓN
También hay relaciones nocivas que afectan la relación laboral pues dan lugar a chismes. Este tipo de relaciones se creen secretas pero en realidad la mayor parte del equipo da por sentada su existencia. “Como la amante de un jefe”, ejemplifica Rubio. Así, hay relaciones nocivas, extramatrimoniales entre colaboradores y/o jefes, las eventuales o corruptas. Estas últimas son las más graves pues derivan en obtener mayores ganancias a costa de la empresa.
¿Por qué dañan a la organización? Porque este tipo de relaciones, apunta, Rubio, abren la puerta a los conflictos de interés en las empresas, generan un daño al clima laboral y propician la generación de espacios grises que no contribuyen a crear relaciones abiertas y sanas.
ACTUACIÓN DEL TRABAJADOR
¿Cómo hacer frente a las relaciones nocivas? El experto señala que dependiendo del grado de liderazgo del miembro del equipo que quiera enfrentar el problema, se debe buscar el diálogo con alguno de los involucrados en un contexto ajeno a la organización. “El tema debe ser sugerido de forma sutil y se debe explicar que la imagen y el prestigio de las personas están siendo comprometidas, pues ya todo el resto conoce la situación de los implicados”, anota.
Si pese a ello hay una negación ante hechos evidentes, y la relación nociva perjudica al equipo, el siguiente paso es, tras un consenso del área, acercarse al área de recursos humanos y, en última instancia, a la gerencia general. ”El grupo humano también puede hacer valer sus derechos en las encuestas de satisfacción de los empleados”, acota.
Fuente - El Comercio